domingo, 4 de julio de 2010

Abeja

Muy pocos animales desempeñan en el simbolismo un papel tan grande como este insecto formador de Estados o repúblicas. Ya en las épocas más remotas de la antigüedad se recolectaba la miel de abejas silvestres. Pronto se descubrió también la posibilidad de la apicultura y con ello se logró un gran progreso en asegurar la subsistencia. La miel servía no sólo para endulzar y fermentar, sino también para la elaboración de medicamentos, de cera para fabricar velas; y más tarde, también para la fusión de metales en la «forma perdida» (a cire perdue), y en Egipto para la momificación de cadáveres. Allí la apicultura se conocía ya hacia el año 2600 a.C., y la abeja era el símbolo jeroglífico del reino del Bajo Egipto. En la India, donde la recolección de miel silvestre es productiva, la apicultura no hizo progresos; en cambio, es muy antigua en la China. Como la palabra para abeja ("feng") suena de un modo parecido a la que designa la «dignidad de conde», es lógico relacionarla con la escala de las carreras. Por lo demás, la abeja era menos símbolo de la diligencia que imagen del joven enamorado que revolotea alrededor de las muchachas. También en ciertos cuentos chinos, las abejas ayudan, como en Europa, a descubrir la novia adecuada. En Occidente, la abeja suele denominarse «pájaro de María» o «pájaro de Dios» y equivale a símbolo del alma. El que ve en sueños una abeja tiene ante los ojos la proximidad de la muerte, el alma que se aleja zumbando.

Pero si a un muerto le entra volando una abeja en la boca, vuelve a vivir. «Camino de las abejas» era como los antiguos germanos describían el aire henchido de las almas de los muertos. En el ámbito del Mediterráneo reinaron a menudo curiosas ideas sobre la vida de las abejas; se las consideraba carente s de sexo, y se decía que se originaban de cuerpos de animales en descomposición, no tenían sangre y no respiraban. Comparaciones antropomorfizantes designaban a las abejas como valientes, castas, diligentes, limpias, viviendo en armonía en su república y dotadas de sentido artístico ("pájaros de las musas").



Los sacerdotes y sacerdotisas de Eleusis se llamaban «abejas». Como el descanso invernal de las abejas se equiparaba a la muerte, se las consideraba también símbolo de la resurrección.



La iconografía cristiana no pudo escapar a estas comparaciones. Se tuvo por modélico el carácter infatigable de la abeja en el trabajo para su comunidad. San Ambrosio comparó la Iglesia con la colmena, y a los piadosos miembros de la comunidad con las abejas, que de todas las flores sólo recolectaban lo mejor y evitaban el humo de la soberbia. La idea de que las abejas vivían sólo del olor de las flores hizo de ellas un símbolo de la pureza y de la continencia; para Bernardo de Claraval eran un símbolo del Espíritu Santo. En el ámbito profano se consideró a la abeja como símbolo real, porque se tuvo a la reina de las abejas por rey durante mucho tiempo. El lirio o flor de lis del escudo de Francia se ha hecho derivar hipotéticamente de la imagen estilizada de una abeja. La dulzura de la miel convirtiose en símbolo de la elocuencia «dulce como la miel» de san Ambrosio y de san Juan Crisóstomo ("boca de oro").



Como símbolo de Cristo sirvió también la dulzura de la miel (clemencia), aunque en unión con el agudo aguijón en el Juicio final. La idea, tomada también de la Antigüedad, de que las abejas no engendran ellas mismas su prole, sino que la recogen de las flores visitadas por ellas, hizo de la abeja también el símbolo de la Virgen María.



Algunos bestiarios medievales han descrito también el «arte y la gracia de la estructura del panal, los regulares hexágonos de las celdillas que ellas (las abejas) delimitan con dura cera y llenan de miel que fluye del rocío que traen de las flores. La miel beneficia en agradable conformidad tanto a los reyes como a los hombres corrientes. No sirve únicamente al goce, sino también a la salud, es dulce para el paladar y curativo para las llagas. Así, una abeja es ciertamente pobre en fuerzas, pero, en cambio, fuerte por el poder de la sabiduría y el amor de la virtud» (Unterkircher). «Las abejitas son diligentes en encontrar el jugo de las flores, y por ello crecerá su reino lleno de miel; así pues, donde la concordia une los corazones, allí florece al mismo tiempo el dulce fruto y la utilidad» (Hohberg, 1675). En heráldica aparece la abeja generalmente en figura múltiple, por ejemplo, en el escudo de la familia corsa de Bonaparte, como símbolo de sentido del orden y la diligencia. En el antiguo Egipto, el rey del Bajo Egipto era «aquel que pertenece a la abeja», como el junco era símbolo del rey del Alto Egipto.

Soñar con Abejas:

Simbolo de trabajo, de labor, de éxito en las actividades profesionales.
Ver abejas en libertad, volando de flor en flor, en constante actividad alderedor de la colmena, es un presagio feliz.
Por el contrario un enjambre de abejas amenazantes representan contrariedades, dificultades con las personas que lo rodean. Traición, calumnias, disputas. Lo mismo significará si una de ellas le pica. La picadura dolorosa le anunciará un periodo de salud deficiente.
Matar a una abeja será un presagio.
Predicen prosperidad, riqueza y bienestar para los que las tienen. extraer miel de una colmena, indica ganancias ilicitas. El vuelo de las abejas encima de la cabeza de uno, predice un alto cargo. para los agricultores las abejas son un buen augurio; mas para el militar: signo de pelea. Matar abejas es matar a un enemigo. Otros interpretes dicen que las abejas anuncian a los sabios, los escritores y a hombres laboriosos, útiles a si mismos y a los demás. Verse picado de abeja predice contrafabulacion del que sueña; mas si logra matar a esas abejas oniricas: triunfo.
Ver abejas en lugar destruido, predice que dicho lugar sera presa de los holgazanes y la molicie. la reina de las abejas es signo de fecundidad, hombres y mujeres piadosos, pacíficos que no dañan.
Acuerdos comerciales provechosos y satisfactorios. Mucha felicidad a través de sus hijos. Si la abeja pica, sufrirá pérdidas o un amigo le ofenderá.
Pronostican el éxito y la prosperidad gracias a la laboriosidad y al trabajo en equipo. Si las abejas fabrican la miel en nuestra casa, en nuestras propiedades, el éxito y la fortuna están asegurados.
Ser picado por una abeja representa la existencia de un peligro para nuestra reputación a causa de la maledicencia.
Ver abejas enfurecidas que nos atacan augura conflictos con los asociados, o que se está abandonando el trabajo a causa de la búsqueda de placeres, lo que puede acarrear desgracias y la ruina final.
Matar abejas es el peor sueño sobre las mismas, pues indica que la ruina es inevitable y está próxima.
Por último, verlas sobre una flor es símbolo de un amor naciente.

Fuente: Diccionario de Símbolos

Achicoria

Cichorium intybus


Conocida, también, como: Amargón, Husillo, Radicha


La achicoria es una de las plantas más beneficiosas, ya que a sus extraordinarias propiedades medicinales se une la de proporcionar un agradable sustitutivo del café. En los tiempos de escasez, a falta del costoso café, se utilizaba esta humilde planta, tenida en no mucha estima, quizá por ser tan abundante y barata.

Hábitat: Muy común en los bordes de los caminos, ribazos y terrenos secos. Propia de las zonas templadas de Europa y América.

Descripción: planta herbácea y vivaz de la familia de las compuestas, de tallos rectos, que suele alcanzar de 50 a 60 cm de altura. Las flores son de un bello color azul, y sus pétalos acaban en cinco finas puntas; se cierran por la noche, o cuando hace mal tiempo. Toda las partes de la planta, incluso su látex, tienen sabor amargo.

Partes utilizadas: las hojas tiernas y la raíz.

Propiedades e indicaciones: conocida desde tiempos de los egipcios, y aplicada por sus faraones, esta planta fue calificada por el insigne Galeno de «amiga del hígado». Tanto las raíces como las hojas contienen inulina y levulosa, glúcidos que favorecen las funciones del hígado. Pero la mayor parte de sus propiedades medicinales se deben a los principios amargos que contiene, los cuales actúan estimulando todos los procesos digestivos.

En el estómago actúa como eupéptica, aumentando la secreción de jugos gástricos. De ahí que para las digestiones pesadas resulte más eficaz una tisana de achicoria después de comer que una cucharadita de bicarbonato. Además, tomada antes de las comidas, es un poderoso aperitivo, que abre el apetito de niños y adultos.

En el hígado favorece la secreción de bilis (acción colerética), necesaria para la digestión de las grasas. Además, activa la circulación portal y descongestiona el hígado.

En el intestino, activa sus movimientos (acción laxante). Una taza de achicoria en ayunas por la mañana, ayuda a vencer la pereza intestinal y el estreñimiento. También ofrece una cierta acción vermífuga que ayuda a expulsar los gusanos intestinales.

Por tanto las indicaciones de la achicoria son: inapetencia, atonía gástrica, digestiones pesadas, dispepsia biliar debida a un deficiente funcionamiento de la vesícula biliar, con- gestión hepática, hipertensión portal, estreñimiento, parásitos intestinales. La achicoria posee asimismo un suave efecto diurético y depurativo, por lo que resulta indicada en casos de gota y artritismo

Usos: se puede tomar en ensalada las hojas crudas cortadas antes de la floración, que tienen un agradable sabor amargo. Con ellas se pueden preparar atractivas ensaladas silvestres que abren un apetito feroz, en las que pueden incluirse diente de león y ajo, aliñándolas con limón y aceite de oliva. Los que deseen una acción mas drástica, pueden tomar el jugo fresco de las hojas, que se obtiene prensándolas sobre un paño, o bien con la licuadora. Es muy amargo, pero no hay inapetencia que se le resista. Para la falta de apetito se recomienda tomar medio vaso antes de cada comida. En infusión de hojas y raíz frescas o secas, a razón de 30 grs. por litro de agua. Se toman de 2 a 3 tazas diarias; como aperitivo, antes de las comidas; como digestivo, después. Esta tisana hay que endulzarla lo menos posible, con el fin de obtener el mayor beneficio de su estimulante sabor amargo.

La raíz de la achicoria, que se arranca en otoño, secada, tostada y triturada, sirve para preparar el ”café de achicoria”. Se puede mezclar con malta de cebada, lo que le confiere un sabor todavía más agradable.